Hola a todos. Quiero compartir lo que nos pasó a tres amigas mías (Marta, Nereida y Ana) y a mí (Raquel). Todo ocurrió el día 17 de Enero del 2000, en nuestra primera fiesta de pijamas en casa de Nere. A penas contábamos 14 años y hacíamos lo que se suele hacer en este tipo de fiestas: vimos tres películas de terror, jugamos a algunos juegos... Hasta ahí iba todo sobre ruedas. La casa de Nere tiene cuatro plantas: el sótano, la cocina y salón, las habitaciones y el estudio y la terraza con lo cual había un ascensor de esos que cuando llevan medio minuto o así en una planta se cierra y se apagan las luces, es un ascensor muy amplio.
Eran las 12 de la noche y no me acuerdo a quién se le ocurrió la idea de contar historias de miedo dentro del ascensor. A todas nos pareció una idea fascinante, con lo cual nos metimos dentro y esperamos a que se cerrara y apagara la luz.
Marta siempre ha sido la mejor en eso de las historias de miedo, las cuenta realmente bien con algunos sustos por medio y demás. Vosotros no se si sabéis eso de que si a las 12 de la noche dices Maria tres veces delante de un espejo se te aparece un espíritu y no para de atormentarte hasta conseguir que mueras. Marta no creía en esas cosas así que la niña va, se pone delante de un espejo y lo dice. De repente, la puerta del ascensor se abrió y todas nos pusimos a gritar.
Nos olvidamos del asunto, ya que no pasó nada extraño desde las 12 y nos metimos en esta página web para que Marta nos contara alguna historia de aquí. Nada más entrar en la pagina principal nos apareció una voz que decía estas muerto en un susurro, y eso nos ponía muy tensas así que apagamos los altavoces. Estábamos más calmadas viendo los contenidos de la web cuando de momento Ana se subió a la mesa y la pantalla se apagó, nosotras la encendimos pero nos fijamos en los altavoces... estaban encendidos y nosotras los habíamos apagado.
Nos disponíamos a bajar por el ascensor a la planta donde estaban sus padres para cenar y cuando se estaban cerrando las puertas me pareció ver que la cortina se movía, pero no dije nada porque pensé que era solo fruto de mi imaginación infantil.
Las cuatro decidimos cenar en el estudio, pero cuando estábamos allí Ana recibió una llamada al móvil cuya voz era siniestra y tenebrosa, como de ultra tumba. La voz decía que íbamos a morir... una por una... Ana miró el número de quien la había llamado y con un gesto de horror en la cara nos enseñó el número...666666666... nunca olvidaré esa cara de espanto de mi mejor amiga. Ella se puso a llorar y las demás intentamos consolarla pero no lo conseguíamos. A medida que pasaba la noche, Ana decía que veía en el sótano la imagen de una niña transparente de cabellos claros y ropa blanca muy triste...
Ana recibió otra llamada al móvil, pero esta era aún peor, decía que ya nos llegaba la hora, que cada vez estaba más cerca nuestro final...
Ana dijo de hacer la ouija para intentar hablar con el supuesto espíritu que nos quería matar. Al principio nos negamos rotundamente puesto que sabemos las consecuencias que tiene eso de jugar a la ouija pero luego pensamos que si íbamos a morir, daba igual morir antes que después.
Preparamos la ouija a mano, pusimos un SI y un NO, también el abecedario y los números del 0 al 9. Cogimos el vaso... Estaba ya todo listo para empezar...
Pusimos nuestros dedos encima del vaso y yo pregunté si había alguien que quería hablar con nosotras a cerca de lo que nos estaba ocurriendo y nos contestó una niña. Le preguntábamos muchas cosas a cerca de cómo fue su vida. Ella nos decía poca cosa: que había muerto en la casa en la que ahora vivía Nere, que tenía 13 años... Le preguntamos por su familia, lo cual nos respondió que tenía un padre y una madre muy cariñosos y una hermana... una hermana a la cual mató por pura envidia: tenía los cabellos tan claros y lisos que la odiaba sólo por eso, ya que ella los tenía negros sucios y enmarañados. Nos dijo que ella se llamaba Bárbara y su hermana María. Bárbara también dijo que su hermana antes de que fuera asesinada por ella había dicho una cosa: que quién pronunciara su nombre en aquella casa tres veces, sufriría mucho, le atormentaría, hasta que al final moriría a las 3 de la mañana, justo la hora en que ella murió.
Todas estábamos muy tensas, ya que quedaba solo una hora para las 3. Esperábamos que de un momento a otro apareciera la tal María y empezara a atormentar a Marta.
De repente, se apagaron las luces de toda la casa. Sus padres estaban durmiendo dos pisos más arriba, nosotras estábamos en el sótano. Sentimos una presencia espectral, un escalofrío recorrió todo nuestro cuerpo... se acercaba la hora de Marta y no podíamos hacer nada para evitarlo. Ana Nere y yo gritábamos, llorábamos... Nos pareció raro que Marta no hiciese lo mismo y no podíamos verla ya que no había luz.
Eran las 3... Las 3 y cinco... De momento volvió la luz y Marta no estaba allí. Puse la vista en la colección de lanzas antiguas de Nere, las cuales le encantaban a Marta.
Oímos el ruido que hacen las gotas al caer al suelo por detrás de nosotras... miramos detrás... no había nada... salvo... ¿qué era eso?... ¿sangre?... si, si.... era sangre... Miramos al techo de donde provenía y contemplamos horrorizadas el cuerpo de Marta, mirándonos fijamente con sus dos lanzas preferidas de su colección clavadas una en la frente y la otra en el abdomen.
Nos pusimos a gritar como unas locas y llamamos a sus padres. Cuando la policía bajó el cuerpo vimos que tenía en la lanza dos notas escritas con su misma sangre. En una de ellas ponía: Me llevé a vuestra querida amiga por invocarme, la cual en este momento arde en el infierno, así que espero que hayáis aprendido la lección. Esa nota supimos que la había escrito María, con lo cual dedujimos que la otra sería de Marta: Estuve en peligro... grité... no me ayudasteis... dentro de poco volveré a por vosotras tres.
Desde ese día no hemos vuelto a saber nada de Marta... ni de María... Pero Nere asegura que cada 17 de Enero se oyen los gritos aterrados de las tres amigas y las gotas de sangre pero luego va al sótano y no hay nada...
Esa fue mi primera fiesta de pijamas... y os puedo asegurar que no la olvidaré jamás, porque fue el día que supe el dolor que supone la pérdida de una amiga...